Por Monona Manduca (Los Hornillos)
A Rosita se la sabe ver siempre con sombrero o gorro. Es que donde ella vive los veranos tienen un sol caliente y los inviernos unos vientos muy afilados por los frìos intensos. Ella vive ahí porque nació ahí, y porque a su madre también su abuela le dió a luz ahí, en esa misma casa.
Rosita tiene 67 años y me cuenta como los abuelos armaban los corrales y sembraban maíz y verduras. su casa de adobe y techo de paja, tiene la cocina junto al cuarto donde hacen el charqui y almacenan las cebollas, zapallos y maíz. Hacia un costado está el dormitorio y en el comedor, Rosita guarda sus tesoros.
Aquellos que puedan caminar mas de dos horas por la sierra, costeando el arroyo y esquivando piedras, tendran el privilegio de conocer las manos de Rosita. Pueden verse esas manos en grandes mantas de lanas coloridas o en chalecos. Y cuando uno le pregunta -¿Cómo hacés esto?
Ella señala con la cabeza hacia el patio de atrás:
-Ahì donde está la parra, vió.
Y uno ve. Un telar rústico, de palos, hecho por ella y su marido. Así teje Rosita mantas y bolsos.
Y nos cuenta que el día que tuvo que vender las ovejas porque ya no las podìa cuidar, lloró.
-Ese día, mire, no pude salir de adentro de la pieza.
Rosita todavia tiene chivos, vacas y gallinas. En los alambres de la parra cuelgan, para que se sequen, los quesillos hechos con la leche de sus cabras.
Baja al pueblo dos o tres veces por semana, montada en un burro y cargada con toda su producción artesanal: quesos, dulces, nueces, yuyos, tejidos... Al dìa siguiente, bien temprano, vuelve a subir para ayudarle al marido a soltar los animales y darle de comer a gallinas y perros.
Rosita tuvo seis hijos, todos en su casa, atendida por una vecina. Ella no tiene luz electrica y por lo tanto no tiene, claro està, ningùn electrodoméstico. Saca agua del arroyo y se enoja mucho con la gente que se baña en él y deja basuras o botellas tiradas.
En la era de la tecnología, la ciencia, las comunicaciones, Rosa solo es una mujer en la montaña, simple y sencilla, pero con todas las tonalidades del sol en su rostro y la tierra en sus manos. Rosa solo es Mujer, haciendo su vida como antes lo hicieron su madre y su abuela. Se la ve feliz y plena, satisfecha de sus pequeños logros cotidianos. ¿Habrà encontrado ella el secreto para poder ser mujer a pesar y a través de los tiempos?