No obstante estar en uno de los lugares maravillosos del planeta, donde impera -aún- la naturaleza en sus aspectos más originales, donde hay fauna, flora, aire y agua. No obstante
-digo- vivir no es fácil. Vivir en el aspecto más pristino: vivir en paz. En este lugar llegan a ráfagas los destellos de las "luces de la ciudad". Bajo la forma diversa de requerimientos, impuestos, cargas sociales, reclamos laborales y conyugales, fórmulas de protocolo social.
Etcétera.
En estos días donde la injerencia de un poder del estado sobre otro cobra formas dignas de otros emprendimientos, en estos días donde ante el empate!!! de un partido de futbol todas las tribunas de una cancha silban a su propio equipo (y al correspondiente entrenador).
En estos días cuando las Naciones Unidas se alinean en el reclamo porque un país tiene demorados soldados de otro que invadieron su territorio. En un momento en que la violencia es la noticia más remarcable de cada jornada.
Yo declaro solemnemente: "Quiero vivir en paz".
No quiero hacerme acreedor al agradecimiento.
No deseo ser sujeto de reclamos.
Me guardo en lo íntimo el consejo oportuno.
Cultivo el silencio, propio y ajeno. A veces da algún fruto.
Ambiciono que el pico de violencia cotidiana sea el partido de ajedréz con los amigos.
Creo en el arte, en el amor y en el diálogo si hay algo que decir.
Etcétera.