pero todo está calentito por acá. Y no solo es una metáfora. Hoy escuché de una vecina por Radio El Grito de Nono que la gran maestra de la vida es la Naturaleza y que aquí ella nos rodea por todos los lados. Entonces aparecen también las cosas contradictorias y variopintas del aprendizaje de la vida. Chocamos, nos estremecemos, nos conflictuamos con y entre los otros y nosotros y de esta interacción se van desprendiendo las chispas y los girones del pellejo de las pieles que vamos cambiando en esto de vivir creciendo. A veces es difícil. Mucho.
En Traslasierra está a la vista el transcurso de las edades evolutivas de los hombres, los amimales y la tierra. Y duele. Y nos cuesta. En fin todo queda bastante amortiguado porque a veces esto parece una isla, que nos separa y al mismo tiempo proteje del resto del mundo en su vorágine de locura.
Esta semana me tocó defender los derechos. Así momás los derechos. Y resulta que quienes los atacaban estaban convencidos de estar defendiendo derechos. Medio difícil ¿No? Y en esto de batallar pareciera que ciertas luchas no tienen fin. Que siempre alguien parecerá con mayores razones para derogar o limitar los derechos en beneficio de otros derechos. Y entonces aparece la dialéctica tratando de demostrar lo viable de las razones del otro contra la sinrazón propia, que vendría a ser la razón impropia. Mas o menos.
El tema es que estamos tratando entre unos muchos de desentrañar en qué Valle queremos vivir. Establecido esto se escribirá una normativa que determinará las condiciones en que nosotros y quienes quieran venir a vivir aquí en el futuro podremos accionar con nuestras personas y bienes. ¿Será esto posible? ¿?
Por ahora nos está costando uno y la mitad del otro. Por ahora algunos opinan, otros discuten y pocos creen que se concretará esta empresa. A mi esta semana me costó un amigo. Mejor dicho UN AMIGO. Salen caros los principios hoy día. Hasta pronto.